Esta sublime Orden del Cisne encarna los ideales místicos más puros, los sentimientos más
nobles que puedan albergar el corazón hacia Dios; las aspiraciones blancas del
alma, los anhelos luminosos del espíritu. Encierra en sí toda una aristocracia
espiritual. Una esencia de sabiduría. Una magnificencia esplendorosa de saber
religioso.
El
Cisne, que ha sido considerado desde la más remota antigüedad como un símbolo
de realeza espiritual, está relacionado con los Misterios Sagrados de distintos países
y religiones.
Entre los chinos fue el Feng-Huang, entre los mayas el Quetzal,
entre los egipcios el Ibis y entre los incas el Cóndor.
“El
Cisne representa el Espíritu Solar (Helios o Elías); de ahí que Lohengrin
personifique al Sol, encarnando al Caballero (Gran Hermano) del Sol a igual
título que Serapis en el antiguo Egipto. Oahnes en la prehistórica Asiría,
Melquisedec en la primitiva Caldea, Huítzilopochtii y Quetzalcóatl en México,
el propio Inca en el Perú precolombino, Mithras en la antigua Persia y el mismo
Surya en la India védica. Es el Espíritu Solar convertido en avatar de sus
propias virtudes, el Verbo Universal en genial trance creador en sus gestas universales,
tan bien caracterizado en la misteriosa presencia llamada Elías Artista de los
Rosacruces Esotéricos.”
La
Nueva Era de Acuario exige
nuevos valores intelectuales, morales y espirituales. En la Era de Acuario se
realizará lo Universal en lo Individual. El hombre vivirá una mejor vida
espiritual, sin dogmas, sin temores, sin prejuicios, sin antagonismos
religiosos. . .
El mito del Cisne tiene analogías singulares con las leyendas del
Santo Grial, con el Ave Fénix, con el Vellocino de Oro, en donde se oculta una
gran verdad, un gran principio.
También
se extiende su relación con las actividades de ciertas fraternidades que,
interpretando ese Espíritu Solar, practicaron rituales esotéricos especiales
como los Choan entre los arios, los Jain entre los sirios, los Swan-Ritter
entre los anglosajones, los Ch’An entre los tibetanos, Ihoan entre los caldeos
y Ohannes entre los etíopes. Aun entre los cristianos hay una relación de la
Blanca Paloma, símbolo entre ellos del Espíritu Santo (Parakletos), y el Kala
Hamsa o Cisne Blanco, emblema de perfección espiritual.
En las leyendas orientales, en la mitología, en ciertas
tradiciones singulares y misteriosas de todos los pueblos y de todos los
tiempos, seguimos encontrando contactos, analogías y similitudes con el Cisne.
Entre
los Catares v los Begards, se mantuvo vivo un culto al Cisne y a la Rosa. Un
Cisne saliendo de una Rosa es un hermoso símbolo del nacimiento del Espíritu
Universal. La leyenda de Júpiter, el Padre de los Dioses, convertido en Cisne
para seducir a Leda.
La
Flor del Loto, emblema entre los orientales de pureza espiritual, tiene
semejanza con esta Ave Sagrada. El retorno de Apolo de la región hiperbórea en
un carro tirado por Cisnes Blancos. La crucifixión de Indra en una flor blanca.
. . El simbólico poema del Kalevala, en donde Kala, la hermosa doncella, hija
del Divino Éter, puso SIETE huevos, seis de oro y uno de hierro. . . Los Rishis
de la India veían en el Cisne la pureza espiritual en todo su esplendor. La
leyenda de Lohengrin, el Caballero del Cisne-Sol y la de Parcifal, el Héroe
Puro. Y aun entre los músicos famosos encontramos los enlaces con esta hermosa
ave llena de gracia y majestad. De Schubert tenemos El Canto del Cisne. De
Saint Saens Le Cygne. Y de Beethoven la Novena Sinfonía, una obra magistral
inspirada en la majestad del Universo.
La Real Orden del Cisne, nobilísima por su alcurnia espiritual y
por la pléyade de sus distinguidos miembros: lord
Bulwer Lytton, el marqués Stanislas de Guaíta, el extraordinario Paracelso, el
genial y Alto Iniciado conde de Saint-Germaín y el príncipe heredero Federico
Guillermo, futuro Rey de Prusia, no es de extracción germánica como muchos
puedan creer, aunque la mayoría de sus miembros pertenecieron a la nobleza
alemana. La Orden pasó por alternativas de luz y sombra, de intensa actividad y
de reposo prolongado, sufriendo los impactos de las influencias dominantes de
la época. Federico II, en el año 1440, quiso revivir en su valor original a la
Orden. El gran Maestre de la Orden llegó a ser Alberto de Brandenbourg. Después
de un siglo de existencia, la Orden se extinguió. La Reforma Protestante, con
Lutero a la cabeza, mucho contribuyó al fin de la Orden. Los Schwan-Ritter, o
Caballeros del Cisne, se refugiaron en el bello castillo de Neuschwanstein
(Paso del Cisne), en los Alpes Bávaros, construido por el rey Luis II de
Baviera, miembro de la Orden y protector de los Rosacruces. Y es hasta en los
albores del siglo xx que la Orden vuelve a surgir como Ave Fénix bajo el
patronato del Maestro de Sabiduría K.H
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